Sultana Khaya

Presidenta de la Liga Saharahui, pro Sahara Occidental.

Sultana Khaya

La presidenta de la Liga Saharaui, que se encuentra en la provincia de Alicante, recuperándose de sus problemas de salud, tras casi dos años de maltratos, agresiones y torturas en el Sáhara

El Presidente de La Liga Española Pro Derechos Humanos, don Francisco José Alonso Rodriguez, entrega el Diploma de los Derechos Humanos a la saharaui Sultana Khaya «por su apoyo a la libertad del pueblo saharaui y su lucha pacífica ante el ocupante militar en su país.»

Entrega de Diploma el 27/07/2022

Durante el acto también se reconoció a Ángela Carrillo, presidenta de la Coordinadora de asociaciones del pueblo saharaui en la provincia de Alicante, por su labor solidaria en defensa de este pueblo.

Sultana Khaya, presidenta de La Liga Saharaui para la defensa de los Derechos Humanos, es un icono de la resistencia en los territorios ocupados del Sáhara Occidental. En noviembre de 2020, con la declaración de ruptura del alto al fuego y la vuelta a las armas del Frente Polisario, la Policía marroquí puso a Khaya bajo arresto domiciliario en su vivienda en la ciudad de Bojador.

Desde entonces y durante los siguientes 20 meses ha denunciado continuos asaltos, agresiones y torturas por parte de fuerzas de seguridad marroquíes. La activista quiere incidir en la brutal represión que sufre a diario los saharauis que se atreven a manifestarse en el Sáhara.

La población saharaui se encuentra repartida entre los que se exiliaron al desierto argelino en 1975 con la ocupación marroquí del Sáhara Occidental, dónde sobreviven desde entonces en los campamentos de refugiados de Tinduf, y los que se quedaron en el territorio ocupado. 

¿QUIÉN ES SULTANA KHAYA?

Hace más de 45 años que activistas y periodistas bajo ocupación marroquí sufren maltratos, vigilancia, allanamientos, arrestos, torturas y desapariciones por el hecho de ser saharauis y defender sus derechos.

En 2010, las autoridades marroquíes arrasaron el campamento saharaui de Gdeim Izik, a escasos kilómetros de El Aiaún, contabilizándose cerca de una veintena de fallecidos y centenares de heridos y desaparecidos.

Desde el 13 de noviembre de 2020 en que Marruecos  rompió, en el paso fronterizo de Guerguerat [al sur del Sáhara Occidental], el acuerdo de alto el fuego que había firmado con el Frente Polisario 29 años atrás la situación no ha parado de recrudecerse, y periodistas afincados en el Sáhara Occidental ocupado han denunciado el estado militar y policial en el que viven.

Marruecos ha convertido las ciudades del Sáhara Occidental en una prisión para activistas y periodistas saharauis, como es el caso de Sultana Khaya.

Sultana tiene 41 años. Nació en Bojador, en la costa norte del Sáhara Occidental, y allí es donde vive. Es activista defensora de los Derechos Humanos y como saharaui se ha volcado en la lucha de su pueblo para recuperar su territorio. Como casi todos sus compatriotas, tiene familia repartida entre los campamentos y los territorios ocupados, pero ella decidió quedarse para combatir desde la trinchera.

En 2010 cofundó la Liga Saharaui para la Defensa los DDHH y en Contra del Expolio de los Recursos Naturales y hoy la preside. A sus 27 años estudiaba francés en Marrakech. Allí asistió a una manifestación en apoyo a otros compañeros saharauis reprimidos por las autoridades marroquíes. Durante la movilización se le acercaron dos policías y le propinaron tal golpe en el ojo derecho que terminó perdiéndolo. Por ello, Sultana viajaba asiduamente a Barcelona y a Alicante para hacerse reconocimientos.

El 19 de noviembre de 2020 llegó a su casa de Bojador después de pasar una temporada en España. Marruecos había roto el alto el fuego en Guerguerat, al sur del Sáhara Occidental, seis días antes y decidió volver para resistir con su gente. La interceptaron en un control de camino a su domicilio, la asediaron y la obligaron a encerrarse. Desde entonces, su madre y su hermana Luara la acompañan en este martirio.

Ese día antes de que llegara a su casa, un grupo de policías marroquíes la inspeccionaron por si alguien estuviera esperándola. «Fue ahí cuando agredieron a mi madre empujándola contra la pared provocándole una herida en la espalda y otra en la cabeza» ha afirmado Khaya. Su madre tiene 84 años. No dejaron que la acompañara al hospital de El Aiaún porque estaba bajo arresto domiciliario. Desde aquel momento un grupo de agentes marroquíes vigila su casa permanentemente para impedir que salga al exterior.

El día siguiente a su llegada, sus sobrinas y su hermana fueron a visitarla. Tuvieron un enfrentamiento con la policía porque les impidieron entrar. Agredieron a su hermana dándole un porrazo en la cabeza y abriéndole una brecha. No dejaron que fuera al hospital. Hicieron una videollamada con una médica española y esa fue la única atención sanitaria que recibió. Desde entonces, todos los días se han repetido situaciones similares.

La familia Khaya permanece retenida sin orden judicial en su domicilio de Bojador, llevan más de un año sufriendo vigilancia, allanamientos, torturas, robos  y agresiones sexuales.

Hace meses que no tienen electricidad ni apenas agua. Cuando algún familiar o compatriota intenta acercarse a la vivienda para llevarles linternas, las decenas de paramilitares marroquíes que las vigilan día y noche se las confiscan. Del grifo salen solo unas gotas de color amarillento. Tienen miedo de que las envenenen por lo que el poco agua del que disponen en botellas lo utilizan para cocinar.

Anualmente le cambiaban la prótesis ocular pero desde que se encuentra asediada no ha podido atender sus necesidades médicas. Aparentemente su ojo izquierdo se encuentra sano pero sus verdugos conocen su historia y lo atacan continuamente. “Tengo el ojo bueno hinchado del último golpe”, afirma la activista. El 12 de noviembre, sin ir más lejos, le “dieron con un zapato” y nota que ha perdido vista.

Apoyo internacional a Sultana Khaya

Gracias al activismo y a la persistencia de Khaya se ha formado un equipo multidisciplinar que trabaja para denunciar su agonía ante la comunidad internacional. «Estoy contactando con varios organismos internacionales para intentar contar mi situación y romper este bloqueo mediático», afirma con rotundidad Sultana. Organizaciones como Front Line Defenders, Democracy Now o incluso la misma Equipe Media han publicado diversos informes que acreditan el maltrato y la tortura que están viviendo desde hace meses la activista y su familia.

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