Dicen los eruditos que no hay ningún placer mayor para el ser humano que el Conocimiento. La infancia es ese periodo especial de la vida donde nos abrimos al mundo y todo está lleno de información, experiencias, sorpresas, en una palabra, de conocimiento. Con cuanto agrado recordamos esas primeras experiencias que formaron parte de nuestro ambiente escolar, esa puerta al conocimiento que cimentó nuestro edificio del saber. Como no recordar ese maestro o maestra entrañable que enseñaba contando historias inolvidables, o esas ilustraciones que animaban las paredes de nuestras primeras aulas, o nuestros cuadernos, reflejo de nuestro bien hacer escolar y sobretodo esos entrañables libros de texto llenos de ilustraciones maravillosas.
Para mí, como para millones de españoles, uno de esos textos entrañables de aquello primeros años de escuela, era la Enciclopedia Álvarez, escrita por Antonio Álvarez Pérez, uno de esos zamoranos que hace que todos nos sintamos orgullosos de serlo, dejó a su paso por el mundo académico y editorial una gran obra y a quien quiero dedicarle este artículo en memoria del 100 cumpleaños de su nacimiento, el día 19 de agosto próximo.
Zamorano nacido en Ceadea, una pequeña población a 10 kilómetros de mi Pueblo Alcañices, los dos forman parte de la Comarca de Aliste (Zamora). Yo lo conocí además por mi padre, fueron amigos desde niños y como contemporáneos, fueron funcionarios a lo largo de sus vidas.
Tuve oportunidad de invitarlo al Ateneo de Madrid (como Presidente de la Agrupación de Debates años 80) y compartir veladas durante el periodo estival en Alicante, donde pasó la última etapa de su vida, allí murió en el verano del 2003.
En el 80% de los colegios estudiábamos por esta enciclopedia y se llegaron a vender cerca de 33 millones de ejemplares, hablamos cuando España no llegaba a 30 millones de habitantes, o sea, no había una casa en España que no tuviera este texto.
Explorando en la página de la real Academia de Historia, para ampliar mi memoria de este entrañable maestro, encontré un artículo de Eduardo Conolly quien nos amplía la información con aspectos de su quehacer como escritor y editor de la Enciclopedia Álvarez
La idea del autor era crear un buen manual escolar que recogiera de forma ordenada y sistemática todos los epígrafes del plan de estudios vigente, ante la carencia de este material de apoyo docente y escolar.
En este artículo leemos como investigando las autorizaciones del Ministerio de aquella época y superando la estricta censura del franquismo, se deduce que, de la enciclopedia en sus distintos grados, se habrían vendido en España unos veintidós millones de ejemplares, y de todas sus obras, incluyendo la Enciclopedia, unos treinta y tres o treinta y cuatro millones.
Todo ello sin incluir los miles de ejemplares de las reediciones facsímiles que lleva a cabo la Editorial Edaf desde 1997.
La Enciclopedia Álvarez era un trabajo exhaustivo y minucioso, perfectamente documentado e ilustrada, además de resúmenes, ejercicios prácticos, libros para alumnos y textos de apoyo para los docentes.
El profesor Álvarez compaginaba su trabajo en el aula con la tarea monumental de recoger la información y la concentración de conocimiento. Su obra soportaba perfectamente el plan curricular y los primeros que acudieron a ella fueron los docentes, quienes encontraban un gran apoyo.
Antonio Álvarez cuidaba todos los detalles, inicialmente el personalmente se encargaba de todo el trabajo ilustrativo, a medida que crecía de magnitud, requirió la dedicación total de su tiempo y se ampliaron las colaboraciones editoriales.
Como muchas grandes obras, tuvo dificultades iniciales para encontrar quien la editase, pero con el tesón que lo acompañó siempre, logró sacarla adelante.
Nos recuerda Conolly en su artículo algunas de sus obras más difundidas: ~ Enciclopedia intuitiva, sintética y práctica, Grado elemental, Segundo Grado y Tercer Grado, Zamora, Tipografía Comercial, 1953-1954; El parvulito, Zamora, Tipografía Comercial, 1955; Enciclopedia intuitiva, sintética y práctica, Grado de iniciación profesional, Valladolid, Miñón, 1959.
En relación con el éxito de su obra, Antonio Álvarez insistió en el método usado: “Los textos de hoy son demasiado prolijos, los niños no los entienden, los padres no saben descifrarlos. Uno sólo sabe lo que recuerda”.
Francisco José Alonso Rodríguez (00239.869W)
Liga Española Pro Derechos Humanos
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